No se entiende la creciente expansión del mercado del arte contemporáneo sin el creciente protagonismo de las ferias.
Yo también vivo bajo tu cielo es una conmovedora presentación de la obra reciente de Shilpa Gupta (Mumbai, 1976) en la que la voz y la poesía llenan el espacio expositivo reivindicando la existencia de personas que han sido silenciadas, aisladas o relegadas a los márgenes. Tal y como encarna la instalación de luces led con la frase que da título a la exposición, escrita en inglés, español y urdu, esta muestra es una clara afirmación de la presencia.
La insistencia de Shilpa en llenar los espacios vacíos con voces de diversas comunidades en una gran variedad de lenguas es una consecuencia natural de su vida en Mumbai, en un entorno extraordinariamente multicultural y polifónico, inmersa en un mar de lenguas, religiones, culturas y creencias. Listening Air (El aire escucha), producida por la Fundación Botín y obra central de esta exposición, es un espacio de escucha compartida que emite las voces de varias comunidades históricamente oprimidas. Hace audibles palabras que han resonado en paisajes distantes y diversos, conectando arrozales, bosques, calles y universidades de distintas partes del mundo. La obra incluye ocho canciones, entre ellas Bella Ciao, cantada por las trabajadoras de los arrozales del valle del Po, en Italia, en la década de 1940, y que ha viajado hasta las protestas de los agricultores en Nueva Delhi en 2020 o No nos moverán, cuyo origen es un canto espiritual de las personas africanas esclavizadas del sur de Estados Unidos, un grito de liberación que traspasó décadas y cruzó el Atlántico resonando en las protestas de estudiantes del 1968 en España para después erigirse en uno de los primeros cánticos en respuesta al golpe de Estado de 1973 en Chile.
A lo largo de los últimos diez años, Shilpa ha llevado a cabo un ambicioso trabajo de investigación transhistórico y transcultural sobre poesía y represión, que en esta exposición se manifiesta en una selección de dibujos que esbozan cuerpos ausentes de poetas encarcelados, así como en varias esculturas que hablan de experiencias de confinamiento corporal y de la persistencia del amor en el aislamiento. El contexto político del Sur de Asia en el que creció la artista, una zona geográfica con constantes conflictos sociales y territoriales, ha influido en su continuo retorno a las consecuencias de las fronteras. Así, una colección de obras sobre textil, madera, cera, junto con dispositivos participativos y analógicos, hablan de las limitaciones de movimiento y libertad debidas a fronteras psicológicas, ideológicas o físicas.
En palabras del académico Pratap Bhanu Mehta: “El arte de Shilpa Gupta es un ejercicio sobre cómo podemos volver a desplegar nuestro poder imaginativo para cruzar fronteras, rebatir a los censores y abrirnos a los demás. Decir esto es hacer realidad la más alta vocación del arte: basta un poco de imaginación para hacernos libres”.
La exposición se acompaña de una publicación, coeditada con La Fábrica, que incluye textos encargados específicamente para este proyecto al historiador del arte y comisario Rattanamol Johal, la artista y poeta María Salgado, el académico Pratap Bhanu Mehta, y la comisaria de la exposición, Bárbara Rodríguez Muñoz.
Sobre Shilpa Gupta
Shilpa Gupta (1976, Bombay, India) vive y trabaja en Bombay, ciudad en la que estudió Escultura en la Escuela de Bellas Artes Sir J. J., donde se licenció en 1997. La obra de Gupta se ha expuesto en todo el mundo, incluidas la Bienal de Venecia, la Bienal de Berlín, la Tate Modern, el Centro Pompidou, el Museo Solomon R. Guggenheim, la Devi Art Foundation, el Museo de Arte Moderno de San Francisco y el Museo Mori, entre otros.
Exposición comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín.
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